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Por: Hernán Zamora

Excelente nota Jorge. Como siempre, precisa y acertada, en mi opinión.

Además de la anotación de Héctor, que también comparto, quisiera comentar lo siguiente:

Anoche, cerca de medianoche, sintonicé por casualidad un programa de la televisora española Antena 3, llamado “Informe especial”.

Participaban, además de la moderadora y de la periodista de Globovisión, Nitu Pérez, dos filósofos –creo haber entendido que eran profesores de la Complutense de Madrid.

El caso es que no podía contener mi asombro al ver que la argumentación que desarrollaban estos dos filósofos se basaba en:

1.Enumeración de hechos pasados, realizados por parte de la oposición y de los medios de comunicación, señalados como errores repudiables y que, en consecuencia, descalifican a su juicio toda acción presente de parte de estos actores.

2.La acusación de “golpista”, como el más primordial de esos hechos, según el discurso de los referidos señores.

El primer modo de argumentación yerra del mismo modo que una pareja cuando ante una situación o problema sólo se limita a “sacarse las cuentas” de lo hecho –tanto reciente como en el pasado más rencorosamente conservado. Esa forma de discutir un asunto tiene sólo dos objetivos: abrir la herida de las culpas en quien es acusado, regodeándose en la intensificación del dolor que conlleva y hacerlo hasta lograr la aniquilación del o desprecio hacia el culpable, por vía de vencer o convencer. En definitiva, si había algo que salvar quedará destruido, arruinado y abandonado (para ambos).

El segundo modo de argumentación es el que a mi juicio luce más falaz, no sólo por la inutilidad del debate, según el enfoque anterior, sino (y más grave aun) porque obvia (o pretende obviar ante quienes no somos ignorantes) que si esa acusación representa a alguien en este país, durante la historia más actual de nuestra nación, es al presidente y a buena parte de su equipo de gobierno. Lo peor, es que omite que el teniente coronel Hugo Chávez hoy en día es presidente porque fue indultado, es decir, perdonado y beneficiado con la oportunidad de ser escuchado al pensar, expresarse, actuar y organizarse libremente, para ser reivindicado, por parte de un grupo de venezolanos que creyeron en él a pesar de su error, como posible alternativa ante el estado de extravíos y perversiones a las que la clase dirigente de entonces había llevado al país.

Ya sabemos cómo estamos. La agenda oculta de ese grupo: perpetuarse en el poder y ejercerlo con despotismo, no puede estar más clara ya para todos nosotros, aun a despecho de muchos.

Confieso que no puedo dejar de sentirme sorprendido por la argumentación de dos personas que se presentan como cultores de la razón, pero que la usan de manera indigna y perversa.

Disculpa lo extenso de esta nota, pero creo que es una oportunidad poder compartir esta opinión con ustedes.

Gracias.

Hernán Zamora


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